viernes, 8 de julio de 2011

River casi lo mata

By Daniel Merino

Mientras en México tenemos ya varios estandartes "youtuberos" -Edgar, el Canaca, el reciente FUA, etcétera-, ahora los argentinos nos hacen competencia con este fantástico señor.

Se trata del partido de ida de la Promoción entre Belgrano y River. El Tano Pasman, un viejillo hincha del Millonario nos demuestra la pasión desbordada característica de la capital del tango. Casi 7 minutos llenos de folclore, sinceridad y, al parecer, muy poco afecto por su señora madre...

En fin, sólo queda por decir: "la puta que lo re-parió"



Mexicanos al Grito de Guerra

Por César Hurtado

Digno de un guión de película gringa. Ni el mismo Steven Spielberg lo pudo haber escrito mejor. La única diferencia es que en esta ocasión no fue el mexicano el segundo en morir (después del afroamericano) como suele ocurrir en este tipo de películas. Al contrario, esta vez fue el mexicano el protagonista, el héroe de la película.

Un partido que en la previa a éste pocos tenían la esperanza de que México pudiera vencer a nuestro “coco” de toda la vida, a ese contra el que siempre nos quedábamos a la orilla de vencer pero que a la hora buena, ellos demostraban esa frialdad con la que acaban a sus rivales. Y es que Alemania definitivamente era el gran favorito a llevarse la copa, después de varias demostraciones de poderío. Quizá era el único equipo que, a pesar de ser jóvenes de 17 años para abajo, ya mostraban un juego más definido y preciso, como si fuera la selección mayor. Y con un Samed Yesil convertido en una de las figuras del campeonato.

El partido comenzó muy, pero muy alentadoramente. Un gol al minuto 3 de Julio Gómez que nos hacía soñar, aun que era muy pronto para hacerlo, pues Yesil parecía regresarnos a la realidad al empatar 7 minutos después. Y hasta el segundo tiempo cayó el siguiente gol, a favor de los germanos, por conducto de Emre Can. Fue en ese momento en que en mi cabeza empezaron a retumbar las palabras del inglés Gary Lineker: “El futbol es un deporte de 11 contra 11 que siempre gana Alemania”. Parecía que estábamos destinados a quedarnos en la orilla, como suele pasar, ante el rival que siempre nos hacer tocar el suelo, y nunca  nos deja volar. 

Los jóvenes mexicanos parecían desesperados, ya no se veía como pudieran encontrar el empate. La única posibilidad parecía ser el balón parado, y así fue. Tiro de esquina de Jorge Espericueta que termino besando las redes germanas, haciendo un gol olímpico. Pero antes, tuvo que aparecer Julio Gómez, que en su afán de buscar contactar con la cabeza, confundió a Yesil, y ni uno de los dos tocó el balón, pero si las cabezas entre ellos. Inmediatamente encontramos al “Juan Escutia” de la actualidad, vimos como Gómez se sacrificó y derramó sangre con tal de lograr el sueño de la final, con la única diferencia de que éste sobrevivió, y exigió regresar, pues aún restaban 15 minutos de una encarnizada batalla. “Véndenme, hagan lo que quieran, pero yo voy a seguir”, habrían sido sus palabras al doctor.

Minuto 89. Tiro de Esquina para México. Un centro de Espericueta que se prolongó y el mismo Gómez, con garra, corazón y un poco más, se inventó una chilena que cruzó al arquero, pegó en el poste y se incrustó en la meta alemana. Éxtasis total. Estaba hecho. Los jóvenes habían logrado espantar todos los fantasmas alemanes que nos acechaban, Y Julio Gómez estaba convertido en el “Santiago Munez" de esta película. Por primera vez, México fue el que hizo la hombrada y remontó el partido de una forma más dramática que la novela esa de Teresa

El equipo mostró muchísimos huevos, y esperamos que repita en la final contra la garra charrúa, y quiza se puede anticipar un partido de mucho coraje y garra entre mexcianos y uruguayos. Ya lograron más de lo que se esperaba de ellos. Ya es la segunda final sub-17 para México, y los números nos muestras que se ha ganado el 100% de las finales que ha jugado (1 de 1). Bueno, como sea, sigue siendo un buen dato, o  que ¿no? Lo que si es que México lleva paso perfecto en el Mundial, además de haber igualado a Nigeria y a Escocia, siendo ahora el tercer anfitrión en llegar a la final, y tiene la posibilidad de ser el primero en coronarse. Así que el domingo, los jóvenes mexicanos podrían hacer historia, además de otorgarnos nuestro segundo título mundial. El domingo esos muchachos tiene una cita con el destino, y esperamos que el trofeo se quede en casa. Solo podemos pedirles que disfruten de su final, pero ante todo, que se la ROMPAN, como solo ellos saben.