domingo, 7 de agosto de 2011

Cuando se exceden los límites

Por Daniel Merino

Si dentro del fútbol conocemos de naciones pasionales, remitirse a Argentina o Inglaterra es obligatorio. Más allá de que haya gente completamente racional que a pesar de los disgustos sabe como comportarse; el juego, muchas veces mal entendido, hace que tanto barrasbravas como hooligans ya sean parte de la cultura popular de aquellos países. Sus actos que tienden a relacionarse con cuestiones ajenas al fútbol son recordados debido a la variedad incontable de batallas a las que han conllevado. Como eso ya lo sabemos no hay motivo para continuar en el tema.

Esta vez vayamos a algo más profundo. Corría 1980 y Yugoslavia se quedaba sin el Mariscal Tito, mote con el que se le conocía a Josip Broz su presidente.  El pueblo no daba para más, mientras Tito –croata de nacimiento- se encargó de manejar las cosas de una manera pacífica que convencía al pueblo, tras su muerte los siguientes gobernantes tuvieron tendencia siempre a favor de los serbios. La gota que derramó el vaso fue el arribo de Slobodan Milosevic a la Presidencia Serbia a finales de los 80, su gobierno nacionalista insistía en que Yugoslavia debía mantenerse en el régimen comunista en el que se encontraba. Por otra parte el líder croata, Franjo Tudman contaba con ideas de independencia convencido de que los yugoslavos necesitaban una reorganización en su gobierno.


Bad Blue Boys
Era el 13 de mayo de 1990 y estaba por disputarse el clásico entre el Dinamo Zagreb (Croacia) y el Estrella Roja de Belgrado (Serbia). El Maksimir de Zagreb estaba preparado, los ultras de los dos equipos –Bad Blue Boys (Dinamo) y Delije (Estrella)- sabían que era el momento para sacar toda la rabia que había entre su dos culturas. La hinchada de Zagreb, como toda buena hinchada europea gustosa del colorido en su tribuna no dudó en hacer presentes las bengalas, las banderas y los bombos. La particularidad fue que dentro de los artefactos previamente mencionados de estos ultras, ninguno era el principal. Esta vez, lo principal era pelear contra los hinchas del Estrella y por eso llevaron ácido, que tan sólo unos cuantos minutos después de dado el pitazo inicial, usarían para derretir las vallas y así irrumpir en la cancha para primero pelear contra la policía y luego arribar a donde se encontraban los Delije –que significa héroes en Serbio-.

Delije
El saldo: 68 heridos y muchísimos “aficionados” dispuestos a dejar su vida por la independencia de su país. Dentro de lo que respecta a los serbios, Milosevic se encargó de infiltrar entre los ultras de Belgrado a Zeljko Raznatovic Arkan, que tras un pasado repleto de fechorías se encargó de disciplinar a la hinchada de Estrella. El resultado: los Tigres, fuerza paramilitar serbia que peleó en las guerras yugoslavas de 1991 y 1992 con un  grito de guerra muy particular,”Srbija do Tokija”, cántico creado tras ganar la Intercontinental del ’91 contra Colo-Colo en Tokio.

Arkan
Lo demás ya es historia, miles de asesinados y torturados, un Arkan extremadamente rico, una Croacia “sangrientamente” independiente y un odio serbio-croata jamás erradicado. Hasta la fecha sigue siendo un peligro un juego entre ambas selecciones –futuras a enfrentarse rumbo a las eliminatorias para el Mundial 2014-, Arkan sigue siendo ídolo entre muchos grupos serbios y, aunque no lo crea, los Delije del Estrella Roja son considerados una de las mejores aficiones del mundo.



No hay comentarios:

Publicar un comentario